SANTO DOMINGO.- El entrenamiento y las capacitaciones constantes del personal que trabaja la gestión del riesgo del Estado dominicano, ha sido clave para enfrentar las amenazas de fenómenos de origen natural y antropogénico, “lo cual solo es posible lograr con las capacidades humanas, los recursos materiales y el apoyo institucional adecuado”.
El planteamiento lo hicieron representantes de las Fuerzas Armadas y del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), quienes afirmaron que el compromiso y la experiencia para trabajar en medio de crisis, han garantizado la eficiencia, respuestas y la resiliencia estratégica.
Así lo expusieron el Vicealmirante Luis Rafael Lee Ballester, Director del C5i del Ministerio de Defensa (MIDE), y el Coronel Nelton Baralt Blanco, Director General de Organización, Doctrina y Entrenamiento del MIDE, quienes participaron del evento académico del Instituto Superior para la Defensa “General Juan Pablo Duarte y Díez” (INSUDE), donde participaron cursantes de la Clase No. 61 del Colegio Interamericano de Defensa (CID). También participó el ingeniero José Luis Germán, subdirector del COE.
Durante el Panel “Impacto y respuestas a emergencias complejas”, ambos afirmaron que ante ellas, siempre es conveniente la actualización de la doctrina, para que esta se oriente al desarrollo de las capacidades necesarias, y poder dar respuesta oportuna a todo tipo de contingencias.
“Ante la evidencia de nuevos paradigmas de este siglo, se prevé el empleo que las fuerzas militares, en los ámbitos no convencionales, donde la cooperación internacional y las operaciones conjuntas e interagenciales, serán el común denominador, por lo quelos soldados mejor entrenados, marcarán la diferencia”, señalaron.
“La Pandemia, precisaron, obligó a cambiar los procesos de toma de decisiones para responder a las emergencias, llevándonos a una adaptación a la virtualidad y esto se ha convertido en una herramienta de trabajo, para cumplir con los procedimientos en el manejo de crisis, hoy en día”.
Aseguraron que “Es vital la promoción y la difusión del conocimiento del riesgo entre la población, específicamente en lo relacionado con amenazas hidrometeorológicas, las cuales deben ser asumidas como prioridad nacional para el desarrollo de las capacidades de preparación y respuesta”.
